Anhel se adentra en la esencialidad animal, en la crudeza de los cuerpos y en la belleza del deseo. Una pieza salvajemente baconiana, y al mismo tiempo, un delicado ejercicio de ternura y cariño. En torno al cuerpo y su capacidad para acoger, sostener, componer y habitar pictóricos paisajes e hipnóticas arquitecturas vivientes. Un viaje de alta profundidad estética donde la pureza y la sencillez se entrelazan con emociones más complejas e inquietantes.