Un pasaje donde abrazar las mutaciones y el proceso de cambio. Un lugar intermedio en busca de una nueva versión de uno mismo.
Esta pieza es un manifiesto sobre lo que se construye desde la oscuridad, desde la duda, en la grieta que no enseña sino que sugiere.
Un trabajo que descansa en el lugar de tránsito.
En busca de la belleza que emerge de la aceptación de lo imperfecto, de la asimetría, de lo irregular, y del ruido y tráfico que se deposita en un cuerpo flojo, vulnerable y desestructurado.
"En este trabajo está muy presente la búsqueda de nuevos patrones y nuevas maneras de concebir el cuerpo y la mirada del espectador. Cuestionar la naturalidad del movimiento y trascender los cánones clásicos o reconocibles”.
"Tenía ganas de observar que había digerido mi cuerpo durante todos estos años de carrera. Quería trabajar la disociación del cuerpo conectada a la emoción y concentrarme en el movimiento y aquello que puede ofrecer desde el recuerdo de una vivencia o experiencia”.
"Concentrarme en dejar ir. Deshacerme de patrones o formas cerradas de movimiento que adquieres con el tiempo. Un momento de desaprendizaje, donde dejo de lado la parte más analítica y compositiva para centrarme en una parte más intuitiva, ritualística y emocional y encontrar un cuerpo que deja que los movimientos más pequeños, con aparentemente menos importancia transiten hábiles de una manera natural, trazando un camino incoherente y nuevo”.